Incluso si quisiese huir, desaparecer o simplemente olvidarte, no podría
porque tu ya estas tatuado en mi alma.
***
Jaejoong observo, aun incrédulo, al
hombre que su hermana ahora tomaba por
el brazo, era Yunho. Su mente no le estaba jugando ninguna ilusión, a tan solo
medio metro de él estaba la persona por la que había regresado a Seúl. Su
corazón al igual que todo en él se había roto en millones de fragmentos. No
quería ni podía asimilar lo que sus oscuros ojos veían. Quiso huir del lugar,
implorando con todo su ser pasar desapercibido para Soo, quien parecía perdida
en Yunho; bajo la mirada hasta el piso, no podía seguir viendo más aquella
escena, giro automáticamente su cuerpo, dispuesto a huir lo más pronto posible
del lugar, no deseaba que Yunho y Soo lo vieran derrumbarse. Y mucho menos
deseaba seguir viendo a la persona que amaba ser sujetada por su hermana. Sin
embargo, tal y como le venía pasando desde hacía ya un tiempo, la suerte no
estaba de su lado. La suave voz de Soo le llamo, haciéndole saber que la
tortura recién comenzaba. ¿Por qué,
Yunho? ¿Por qué Soo? Se preguntó con dolor. Hizo caso omiso a su parte
racional que rogaba subir a su habitación y liberar las lágrimas contenidas, se
giró por completo, dándole la cara a Soo y a Yunho, tratando de contener las lágrimas,
tratando de ocultar su dolor con una forzada sonrisa.