***
—Yunho… me gustas—
¿Qué? Yunho permaneció en silencio, las palabras parecían haber emigrado a
algún lugar, ¿había escuchado bien? Si, lo había hecho, no había duda de ello,
incluso si creyese que era demasiado bueno para ser cierto. Jaejoong acaba de
decirle que le gustaba. ¡Joder! Aun con la respiración contenida y el corazón
latiéndole como un tambor siendo tocado por un desquiciado, concentro su mirada
sobre los oscuros ojos que ahora le miraban de forma profunda e intensa. ¿Por
qué tenía esa mirada tan hermosa Jaejoong? Juraría que podría derretir
cualquier cosa. En ese momento el mismo se derretía bajo esa profunda mirada.
— ¿hablas enserio, Jaejoong? — Pregunto Yunho, la incredulidad aún permanecía
latente. Las palabras incluso le había raspado al salir, su garganta se
comprimía.
Cuando recibió por respuesta un beso, supo que Jaejoong lo tenía a su merced.
Aun cuando el más pequeño quiso retroceder, Yunho no se lo permitió. Oh, claro
que no. Con un rápido movimiento Yunho atrajo tanto como pudo a Jaejoong,
quería sentirlo, aun cuando este estuviese temblando bajo su agarre. Aquel
tímido beso acababa de hacer que cada milímetro de Yunho se contrajera. Deseaba
probar los suaves y dulces labios de Jaejoong una y otra vez. Si continuaba
besándolo, se haría un adicto sin cura a esos esponjosos y carnosos labios.
La idea lo aterro.
—Yunho…
La respiración entrecortada y caliente de Jaejoong golpeo suavemente su rostro,
parecía que ambos compartían el mismo sentimiento y emociones.
Oh, dios…
—Jaejoong, yo…
—He sido demasiado impulsivo… Lo siento—
Se apresuró a decir Jaejoong, su voz sonaba aterrada. E incluso se apartó de
inmediato de los brazos de Yunho. Yunho tuvo que admitir que aquello le había
disgustado. Jaejoong se sentía bien. Demasiado bien.
—Está bien, Jaejoong… Es decir…
¿Qué hago?
—Tú también, me gustas. Creo— lo último lo tuvo que murmurar para sí Yunho.
Realmente no tenía claro que era exactamente lo que Jaejoong le producía. La
sonrisa tímida que recibió por parte de su huésped, le dejo claro que había
hecho bien al decir aquello. Más tarde se enfrentaría a la realidad de la
situación, así como al peso que sobrellevaba su declaración.
— ¿Enserio? —
La incredulidad que se fijó en el hermoso rostro de Jaejoong casi le pareció
increíble, es decir, ¿a quién no le podría gustar alguien con la belleza y
carisma de un chico como él?